Creo que algunos libros de Wicca ecléctica están creando
grandes cacaos mentales, y aunque yo ya no sea Wiccana, bueno, puedo colaborar
a aclarar un poco. Sé que hay algunas personas que piensan que Wicca es una
Antigua Religión, o que es “la Antigua Religión”. Pero esto no es real, seamos
lógicos, y pensemos en ello.
Para empezar la Wicca es una religión Neo-Pagana que surgió
en los años 50, recogiendo tradiciones de antiguas religiones de Europa, como
la de los Celtas o la de los Germanos, Romanos, etc, mezcló esas antiguas
religiones con magia ceremonial y brujería, y creó una Nueva Religión adaptada
a necesidades modernas del ser humano actual.
Segundo, nunca ha existido una Antigua Religión, porque en
Europa ha habido muchos pueblos, muchas culturas, muchas tribus, cada una con
distintas tradiciones y distintas religiones, que podían parecerse, debido a
que todos eran europeos, a que algunos eran contemporáneos, etc. Eso quiere
decir qué NO HABIA UNA ÚNICA ANTIGUA RELIGIÓN, SINO MUCHAS ANTIGUAS RELIGIONES.
Y había pueblos diferentes que no podrían de ninguna manera considerarse de la
misma religión, porque tenían maneras distintas de ver la religión, la vida,
etc. Por ejemplo, los Celtas, al ser más abiertos, a veces adoptaban a dioses
de otras culturas, o podían pensar que eran sus mismos dioses con otros
nombres, en cambio los germanos no lo veían así, Odín era Odín y no ningún otro
Dios por mucho que otros pueblos dijeran que eran similares.
Si aquí en España hubiera una reconstrucción de la religión
Ibera, y la siguiéramos podríamos decir que somos de la Antigua Religión,
porque sería la religión antigua española. O si un francés siguiera el
Druidismo, porque allí hubo muchos celtas. O un alemán o un noruego siguieran
Ásatrú, por los germanos y vikingos.
Entonces, no queramos dar más antigüedad a la Wicca de la
que tiene, hay que ser objetivos. Es verdad que la Wicca es una de las maneras
posibles de revivir las viejas tradiciones, pero no es una religión antigua.
1 comentario:
jeje, es que los seres humanos somos así. Tenemos facilidad para falsear los datos de la realidad y adaptarlos a lo que nos interesa. Si tú tienes una opinión porque te interesa tenerla, porque te gusta tenerla, automáticamente tu mente va fijándose más en los argumentos a favor de tu tesis y prestando menos atención a los que están en contra, y al revés: te fijas más en los argumentos que van en contra de las opiniones conrarias a ti, filtrando los que van a favor de ellas. Y cuando alguna vez en la vida cambiamos de bando, entonces cambiamos estos filtros y seleccionamos de nuevo lo que nos interesa ahora creer.
Lo que tiene mérito es la persona honesta consigo misma, la que no se ciega, sino que dice: en honor de la verdad esto es así, yo creo en ello y soy partidario de ello, pero estos son los defectos y estas las cualidades, y estos son los defectos y cualidades de los que mantienen tesis contrarias. Esa persona estará más equilibrada siempre y, evolucione como evolucione, siempre pensará lo mismo de todo, no cambiará el color del cristal con que mira. Porque es justa.
Un buen ejercicio es el siguiente. Decir: yo creo en esto y no creo en lo otro, vale, pues ahora voy a jugar a un juego, a intentar valorar y juzgar rectamente los argumentos en contra de lo mío y los argumentos a favor de lo que estoy yo en contra. Pero sin engañarnos, reconociendo la razón que tienen nuestros oponentes. Hacer eso es muy duro y no gusta, es poner la honradez por encima de los intereses, y eso lo puede hacer muy poca gente. Quizá los humanos se dividan en dos grupos: los que pueden hacerlo y en los que no.
Gracias, Birken Hexe por este artículo tan claro y tan difícil de encontrar cosas así, que pongan los puntos sobre las íes con respeto.
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