Brujería, trabajo con plantas y magia natural. Enciclopedia pagana y mágica. Trayendo magia a Internet desde 2007.
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jueves, 7 de octubre de 2010

Meditación para conocer a tu guía

En la entrada anterior te expliqué que eran los espíritus guías, ahora llega en momento de enseñarte una meditación para que puedas contactar por primera vez con tu espíritu guía. Aunque el texto de la antiror entrada si es completamente mío, en esta ocasión voy a transcribir una meditación de un libro. Esta meditación la hice hace muchos años, cuando comenzaba en Wicca, y el resultado fue asombroso, así que espero que a vosotros también pueda ayudaros.

Puedes grabarla por ejemplo en la grabadora de tu ordenador y luego escucharla cuando vayas a meditar para que te guíe. O puedes leerla y tenerla en tu cabeza cuando medites y hacerla igual.

La montaña

Inhala profundamente por la nariz y exhala despacio por la boca, con los labios ligeramente entreabiertos. (Pausa). Repite esta acción dos veces más, respirando profundamente y exhalando con lentitud. (Pausa). Centra tu atención en los pies. Estíralos hasta alejarlos del cuerpo, luego rótalos y finalmente vuelve a adoptar una postura cómoda. (Pausa). Tensa los pies y a continuación los tobillos. (Pausa). Relájalos. De la misma forma, tensa los músculos de las piernas, comenzando por la pantorrilla y siguiendo con los muslos. (Pausa). Ahora relájalos.

Contrae los músculos de las nalgas y el estómago. (Pausa). Relájalos. Tensa la totalidad de los músculos de los brazos mientras haces lo mismo con los pectorales. (Pausa). Ahora relájalos. Desplaza los hombros hacia delante y luego hacia atrás, manteniendo cada posición durante unos segundos y después relajándolos. (Pausa). Rota los hombros varias veces hacia delante y hacia atrás. (Pausa). Relájalos. Inclina la cabeza lentamente hacia delante, hacia atrás, a ambos lados y nueva mente hacia el centro. (Pausa). Respira dos veces profundamente por la nariz y exhala por la boca, con los labios ligeramente entreabiertos.

Visualízate a los pies de una gran montaña, con los pies cubiertos por la hierba. Mira hacia la cima de la montaña. Es tan alta que casi llega a las nubes. Observa su magnificencia y todos sus detalles. (Pausa).

Ahora empieza a escalar. No temas. Los espíritus te ayudarán. La escalada será sencilla, por más escarpada que sea la pared. Tus pies se desplazan con agilidad, tu cuerpo es flexible y tus manos fuertes. A medida que asciendes, sientes como si tuvieras alas en los pies. Tus pasos son tan firmes y seguros que parece que ya conoces el camino. Cada roca se encuentra en el sitio preciso para que tus manos se aferren a ellas. Tu ascenso es tan fluido que parece que estuvieses subiendo una escalera. (Pausa).

Observa las diminutas criaturas que corren entre las rocas para presenciar tu ascenso. Son inofensivas y no te dan miedo. (Pausa). También nota el follaje que crece entre las grietas y hendiduras del terreno. (Pausa). Cuando miras hacia arriba puedes ver que te estás acercando a la cima de la montaña. (Pausa). Sigue escalando. (Pausa). Cuando te acercas a la siguiente roca, la zona comienza a abrirse un poco. Te resulta más sencillo mantenerte erguido y la superficie ya no es tan irregular. Poco después consigues ponerte completamente de pie y andar en terreno llano. Te encuentras en la cima de la montaña. Mira hacia arriba: sólo ves el cielo. Un bello cielo azul. Absorbe esa belleza. (Pausa). Observa las nubes, tan ligeras y mullidas que parecen de espuma vistas desde abajo. (Pausa).

Al mirar hacia adelante te das cuenta de que el pico no es muy ancho y desde allí puedes divisar otras montañas al otro lado de la cañada. (Pausa). Camina hasta la otra cara del pico para poder ver las montañas. (Pausa). Un enorme desfiladero aparece a tus pies, como si descendiera eternamente hacia la tierra. (Pausa). Montañas majestuosas se elevan a tu alrededor, con sus cimas cubiertas de nieve. (Pausa). Busca una roca grande en la que puedas sentarte para disfrutar de las vistas. (Pausa más prolongada).

De pronto oyes que una suave voz pronuncia tu nombre. Es un espíritu, tu maestro espiritual. ¿Pero dónde está? Te das cuenta de que el sonido proviene de la cañada, del fondo del despeñadero. Nuevamente oyes tu nombre, pero ahora la voz parece más cercana. (Pausa). Llegas a la conclusión de que el espíritu debe estar subiendo la montaña. Una tercera vez el sonido de tu nombre llega a tus oídos. (Pausa). Ahora es muy próximo, llega desde unos pocos metros más allá, pero todavía no puedes ver al espíritu.

A medida que asciende, comienzas a ver la parte superior de su cabeza, que emerge por encima del risco. (Pausa). Segundo a segundo, la cabeza se torna más visible a medida que el espíritu continúa ascendiendo. (Pausa). Sientes una gran expectación. Tu maestro se encuentra realmente cerca de ti. Ahora puedes ver claramente la parte superior de su cabeza, hasta las cejas. (Pausa). Tras otros pocos segundos, puedes verle los ojos y la nariz. (Pausa). Realiza una inhalación prolongada y profunda, y mientras exhalas lenta y deliberadamente ves la totalidad del rostro. (Pausa).

El espíritu asciende con ligereza para dejarte ver exactamente su atuendo. (Pausa). Sigue subiendo, y por fin puedes ver a la entidad claramente. (Pausa). ¿tiene aspecto masculino o femenino? (Pausa). Observa el color de su pelo y sus ojos. (Pausa). ¿Parece joven, de mediana edad o anciano? (Pausa). ¿Qué ropa lleva? (Pausa). ¿Qué época de la historia crees que representa? (Pausa).

Ahora pídele que se siente sobra una roca frente a ti. (Pausa). Cuando le tengas enfrente, pregúntale: ¿Cómo te llamas? (Pausa). ¿De dónde vienes? (Pausa). ¿Qué papel desempeñas en mi vida? (Pausa un poco más extensa). Hazle todas las preguntas que desees. (Pausa más prolongada).

Cuando hayas finalizado, agradécele que haya venido. Expresa tu gratitud por este maravilloso encuentro. No olvides pedirle que se reúna contigo una vez más a la misma hora. (Pausa).

Cuando desees regresar al aquí y ahora, respira profundo varias veces y comienza a descender de la montaña. (Pausa). Es muy sencillo, tus pies y manos parecen volar camino abajo. (Pausa). Una vez que regresas a la zona de hierba, respira profundo (pausa), sacude tus manos y pies (pausa), y abre los ojos cuando estés preparado.

Ahora es buen momento para registrar la experiencia en tu diario, ya que más adelante podrás remitirte a este primer encuentro y analizar tu situación o comprobar cuánto ha cambiado el panorama desde entonces.


Fuente:

Cómo comunicarse con los espíritus, vías para contactar con nuestros allegados. De Elizabeth Owens.


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4 comentarios:

Sauce dijo...

esta meditacion esta muy interesante, la voy a probar gracias por la aportacion. y por el nombre del libro.

dandelion dijo...

de nada, sabia que os gustaria porque a mi me dio resultados buenísimos

Anónimo dijo...

Muchas gracias, ahora mismo la voy a usar, necesitaba algo así.

Kali dijo...

Gracias, me ha ayudado mucho.